PREGUNTAS FRECUENTES

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El dolor crónico o persistente es una auténtica pandemia que afecta aproximadamente a una de cada cinco personas. Podemos dividir el dolor persistente en dos grupos. En el primer grupo estarían los dolores persistentes relacionados con un foco lesional activo que perdura en el tiempo como en el caso de la artritis reumatoide, en el que si hay un foco lesional inflamatorio persistente. En el segundo grupo tendríamos los dolores persistentes no relacionados con un foco lesional. Históricamente se ha relacionado el dolor con presencia de daño o lesión y se ha creído que el dolor es algo que se produce allí donde lo sentimos. Hoy en día gracias a la investigación en neurociencia sabemos que eso es falso. Ya decía Vilayanur Ramachandran (ilustre neurocientífico) que el dolor es una opinión cerebral. Aunque parezca anti intuitivo, puedes tener la seguridad de que la última palabra en la activación de cualquier dolor que te puedas imaginar la tiene tu cerebro, independientemente de lo que pase en tus tejidos.

Puedes ver el dolor como tu sistema de alarma, el cual se dispara cuando el cuadro de mandos (el cerebro) evalúa peligro o amenaza en una zona del cuerpo. El problema está en que a veces esa evaluación de peligro que el cerebro realiza es desproporcionada o simplemente errónea y no existe peligro real. En este caso lo que tenemos es una insufrible y mortificante alarma que salta de forma injustificada y que perdura aun cuando la lesión ya ha sanado o incluso sin haberse producido dicha lesión. Típicas presentaciones clínicas pueden ser la migraña, la fibromialgia y otros muchos dolores persistentes en cualquier zona del cuerpo (espalda, rodillas…)

La buena noticia es que es posible apagar esa alarma que se dispara sin sentido biológico. Es aquí donde la pedagogía en neurociencia del dolor, afrontamientos activos desde el movimiento y otras estrategias para modular el dolor (ejercicios de discriminación sensorial, imaginería motora, terapia con espejos, habituación a la estimulación sensorial…) cobran especial relevancia para conseguir desensibilizar el sistema nervioso.

Sí. El dolor es una percepción producto de nuestra red neuronal. Todos tenemos neuroplasticidad, es decir, nuestra red neuronal cambia, se adapta dependiendo de la estimulación y de la información a la cual la sometemos. Por lo tanto, el dolor cambia, se adapta, aumenta o disminuye, se activa y se desactiva. No siempre es un proceso simple pero toda persona tiene la capacidad de llevarlo a cabo, es un camino que cada cual tiene que recorrer y como clínico yo estoy ahí para aportar la información y las herramientas que necesites para recorrerlo.

Es imposible, incorrecto y contraproducente darte una estimación temporal, dependerá de tu caso particular. Hay personas que en cuestión de semanas o meses obtienen buenos resultados. En otras, el proceso se alarga más.

Además, por irónico que parezca, con una excesiva obsesión por erradicar el dolor de forma inmediata (la cual es totalmente comprensible por la desesperación que en ocasiones el dolor genera) puedes estar alimentando a la bestia al focalizar tus recursos atencionales en la percepción dolorosa. Recuerda esta frase: “la atención es a nuestras percepciones lo que las pesas son al músculo”.

El cerebro refuerza aquello a lo que prestamos atención. Si centras tu atención en que no te pique, reforzarás la percepción “picor”. Si centras tu atención en que por favor te deje de doler, reforzarás la percepción “dolor”. Es como intentar hacer fuerza para dormir, es como intentar no pensar en un elefante rosa. No te dejes llevar por lo que las cosas parecen ser. Calma, paciencia y conocimiento.

Como ya habrás intuido, no ofrezco otra de tantas seductoras terapias que por desgracia pueblan el mercado. Me veo en la obligación ética de ofrecer lo que, gracias a la investigación en neurociencia, ha demostrado ser nuestra mayor arma para combatir el dolor persistente: abordar el problema desde el conocimiento en neurobiología del dolor.

Por supuesto, en primer lugar se ha de realizar una Historia Clínica y una exploración física lo más detalladas posibles para indagar en las causas del problema y descartar posibles patologías o daño en los tejidos. Una vez reunida la información, te informaré de mis impresiones sobre tu caso y de si podemos pasar de la atención al tratamiento. Habiendo explicado todo, trataremos de establecer un plan de tratamiento de forma consensuada y justificaré todos los recursos que vayamos a aplicar desde la Biología de manera que puedas comprender el porqué del tratamiento y ser parte activa del proceso de recuperación.

El dolor es una percepción, al igual que por ejemplo lo es la sed. Toda percepción es la expresión en nuestra conciencia de una evaluación realizada por el organismo. Si tu sistema nervioso evalúa que en el cuerpo faltan líquidos, esa evaluación se expresará en tu conciencia como “sed”. De la misma forma, si tu sistema nervioso evalúa peligro en una zona del cuerpo, esa evaluación se expresará en tu conciencia como “dolor”.

El sistema nervioso funciona recogiendo y procesando todo tipo de información (información visual, auditiva, memoria, emociones, información motora…) y ejecuta o desactiva “programas de organismo” en base a esa información, como si de un ordenador se tratara (programas de protección que percibimos como “dolor”, programas de ahorro de energía que percibimos como “fatiga”…). Cuando este ordenador nuestro navega por internet (el mundo externo), a veces se le cuelan virus disfrazados de “buena información”. Sin duda la información que más virus contiene es la información que transmitimos y nos transmiten a través del lenguaje, la cual cobra una especial veracidad en boca de los “expertos en organismo humano” o “modelos de imitación” (padres, profesores, sanitarios…).

El organismo humano despliega sus programas de funcionamiento en base a la narrativa que se cuenta a si mismo sobre si mismo y sobre el mundo exterior. En nuestra especie, Esta narrativa no puede separarse de la información y aprendizaje tutelado por nuestros cuidadores y nuestra cultura.
Si la información con la que trabaja nuestro sistema nervioso es errónea, alarmista, fragilizante… los “programas de organismo” pueden ejecutarse de forma igualmente errónea, haciendo saltar la alarma (dolor) en una zona del cuerpo bajo supuesta amenaza, cuando realmente no lo está.

Como ves, el dolor es una percepción compleja en la que participa un motón de información, en lugar de una mera respuesta refleja a una lesión. Hace ya décadas que sabemos que podemos evocar dolor transmitiendo información falsa de que algo va a ser doloroso, como en este estudio en el que se les dice a los participantes que se les va a pasar una corriente eléctrica por la cabeza mediante un estimulador craneal y se consigue evocar dolor de cabeza en gran parte de ellos, cuando la corriente realmente no existía:

Actualmente, disponemos de más de una veintena de estudios que demuestran que la pedagogía en neurobiología del dolor es probablemente nuestra herramienta más útil para conseguir apagar la dichosa alarma, especialmente cuando persiste en ausencia de lesión. Observa como ejemplo los resultados de este estudio:

Aguirrezabal, I., Pérez de San Román, M., Cobos-Campos, R., Orruño, E., Goicoechea, A., Martínez de la Eranueva, R., . . . Uzquiza, E. (2019). Effectiveness of a primary care-based group educational intervention in the management of patients with migraine: A randomized controlled trial. Primary Health Care Research & Development, 20, E155. doi:10.1017/S1463423619000720

Te lo resumo: Dos grupos de pacientes con migraña. Un grupo control (tratamiento convencional) y un grupo de intervención (pedagogía en biología del dolor). Estos fueron los resultados:

  • La discapacidad debida a la migraña (MIDAS) se redujo por lo menos en un 50% en el 68,2% de los pacientes del grupo de intervención pedagógica frente al 34,6% de los pacientes del grupo control.
  • La duración de los episodios de migraña (medida en días) se redujo por lo menos un 50% en el 71,9% de los pacientes del grupo de intervención. Esto en el grupo control solo sucedió en el 22,4% de los pacientes.
  • La ingesta de medicación se redujo por lo menos en un 50% en el 73,7% de los pacientes del grupo de intervención frente al 22,8% de los pacientes del grupo control.
  • La intensidad de los episodios de migraña se redujo por lo menos en un 50% en el 24,6% de los pacientes del grupo de intervención frente al 3,4% de los pacientes del grupo control.

Evidentemente, esta no es la única forma de introducir información desensibilizante en tu sistema nervioso, el movimiento, los ejercicios o la estimulación sensorial también pueden ayudarte a modular tu dolor. El abordaje más eficaz será aquel que mejor se adapte a tu caso particular.

Fisioterapeuta colegiado nº3356

Urko Rodríguez Ruiz

¿Cómo puede ayudarte la fisioterapia con tu dolor?

Fisioterapeuta especializado en tratamiento del dolor crónico

Puedes encontrarme en mi nueva clínica en Bilbao donde estaré encantado de poder ayudarte a mejorar tu calidad de vida.

Traslado a cada paciente de manera personalizada todo mi conocimiento y experiencia para que puedas mejorar tus lesiones y recuperar tu bienestar lo antes posible.